Cada vez más se escucha hablar de lo importante que es la detección precoz en edades muy tempranas de eventuales dificultades en el desarrollo. ¿Pero de qué se trata exactamente?
En un mundo donde las informaciones circulan tan rápido como la velocidad de la luz, puede resultar complicado gestionarlas y no preocuparse.
Como psicomotricista especializada en atención temprana, me gustaría hablar del tema y compartir contigo mi experiencia.
¿Señal de un desarrollo inhabitual en niños pequeños? ¿Qué es la detección precoz?
Todo empieza con una observación atenta del niño y de su conducta en su día a día.
En primera línea en la detección generalmente se encuentra el entorno cercano del bebé (familiares, profesionales de guardería, canguro…). En caso de que aparezcan dudas o sospechas, la familia suele orientarse hacia una consulta médica. En segunda línea intervienen entonces profesionales de salud especializados en atención temprana (Pediatras, psicomotricistas, fisioterapeutas, psicólogos…).
La detección precoz permite descartar inquietudes, o identificar de forma más precisa las dificultades.
El psicomotricista, no solo observa si el bebé está adquiriendo las etapas fundamentales del desarrollo (en cantidad), pero también mira aspectos cualitativos más en detalle, o sea “cómo lo hace el bebé”. Manteniendo una visión global de la vida del niño (su recorrido médico, su vida familiar, sus ritmos de sueños y hábitos alimenticios, el contexto afectivo…), pone todos esos elementos en lazo. En una observación conjunta, mano a mano con los padres/cuidadores del pequeño, tomamos el tiempo de intercambiar y acompañar a las familias para que puedan desarrollar una mirada más consiente del desarrollo de su bebé.
Si las inquietudes son reales, proponemos un proyecto de cuidados para acompañar el pequeño de manera específica y armonizar su desarrollo. Este proyecto terapéutico puede ser de corto plazo o de mayor plazo en función de las necesidades de cada uno.
Dos grandes tendencias aparecen al cabo de un periodo de estimulación precoz con un profesional de salud:
- ciertas dificultades persisten, entonces será necesario realizar pruebas complementarias para poder tener una orientación diagnostica. O
- el desarrollo psicomotor vuelve a ser más acorde a la etapa evolutiva del niño. En este caso se termina la terapia.
¿Por qué actuar lo antes posible?
El crecimiento cerebral del bebé es particularmente importante los 1000 primeros días de su vida (lo que corresponde a los tres primeros años de vida). Se habla de plasticidad cerebral: el cerebro es capaz de crear, recrear y reorganizarse para formar nuevas conexiones. Basándose en este mecanismo, el profesional de salud competente formado en atención temprana sabrá identificar las dificultades y brindar una ayuda precoz adaptada. Rápidamente, el niño podrá aprender a compensar y posiblemente “borrar” sus dificultades.
¿Cuáles son los parámetros que podemos observar?
Cuatro grandes áreas de desarrollo se definen: en cada una de ellas miraremos las etapas sucesivas que alcanza el niño:
- Motricidad: aguantar su cabeza, mantenerse sentado, gatear, saber sentarse solo, mantenerse de pie y caminar solo. Tras al menos tres meses de adquisición de la marcha, miramos si el niño sigue cayéndose muy a menudo o no, si falta de fluidez al caminar o correr (parecido a un robot), o si le cuesta subir las escaleras/ saltar etc.
- Motricidad fina o prensión: agarrar un juguete que le presentamos, utilizara ambos manos, agarrar pequeños objetos entre el pulgar y el dedo índice, apilar juguetes, comer con la cuchara solo…
- Comunicación/lenguaje: las primeras risas, balbuceo, pequeñas silabas « ta-ta », señalar con el dedo o hacer el gesto de « adiós” con las manos, las primeras palabras y luego las primeras frases…
- Interacciones sociales : Las primeras sonrisas en respuesta a palabras o sonrisas de su entorno, las miradas, orientar su cabeza al escuchar su nombre, participar en los primeros juegos de escondite, y poco a poco jugar con otros niños en el parque o en la guardería o con sus hermanos, hacer juegos de imitación…
El sueño y la alimentación también son grandes indicadores de la calidad del desarrollo (bebé irritable a quien le cuesta consolarse, y necesita mucho tiempo para volver a tranquilizarse “no se suelta”; duerme muy poco. O al revés bebé muy pasivo, siempre calladito y que no se queja nunca; siempre dormido. Rechazo alimenticio, o muy selectivo con la comida…)
Las principales señales de alertas:
Tras ese periodo de observación, ciertas señales nos llevan a hablar de retraso en las adquisiciones:
- 2 meses : Ausencia de sonrisa “social”
- 3 meses : No aguanta su cabeza
- 9 meses: No aguanta posición sentada sin apoyos
- 18 meses: No camina por si solo
- 2 años: Ausencia de « palabra-frase »/ Movimiento de carrera no coordinado y no fluido
Las siguientes indicaciones nos sirven de punto de referencia, pero para cada comportamiento existe un umbral de intensidad a tomar en cuenta; tanto como el estado de disponibilidad en que se encuentra el bebé (si no está en un entorno conocido, si tiene hambre o sueño), preguntar si la conducta se presenta en varios contextos o si se repite mucho….
Por supuesto es muy importante no sacar conclusiones a toda prisa, y en caso de duda, es muy recomendable consultar a un profesional de salud (a tu médico, tu pediatra etc). Todas estas indicaciones representan solo una parte del desarrollo, el psicomotricista se interesa también a las emociones, los sentidos, los comportamientos y los aprendizajes…
Dos palabras para entender mejor el desarrollo del niño:
El niño de 0 a 2 años está en una fase de desarrollo sensoriomotriz: la evolución de su motricidad tiene repercusiones en otras áreas del desarrollo tanto como su seguridad afectiva tiene repercusiones en sus movimientos, su comunicación etc. Todo está vinculado. Las adquisiciones en el desarrollo no son lineares: pueden aparecer de golpe o estar estancadas por un periodo; un área del desarrollo puede estar en una etapa más avanzada que otra etc. Cada recorrido en el desarrollo es único y cada bebé tiene su propio ritmo. Sin embargo siempre se recomienda estar atento cuando se observa un retroceso en las etapas adquiridas (por ejemplo mi bebé empezaba a hablar y ya no), eso puede ser una señal de alerta.
Recomendaciones para casa o en la guardería:
Acompañar bien a su bebé pasa por cositas sencillas. Antes que nada es compartir momentos de calidad con él. Para los más pequeños, proponer lo más a menudo posible momentos de “movimiento libre” en el suelo (alfombrilla de juego…), bajo la mirada atenta y amable de papá o mamá, hablarle, abrazarle, darle masajes…
De más grande, ir al parque y variar las actividades al aire libre jugando junto, leer cuentos y limitar lo más posible el uso de pantallas…
El juego es un eje central en el desarrollo: el niño aprende jugando.
El contexto afectivo también es muy importante. Como padres/cuidador(a)/profesional de educación infantil es muy importante posicionarse en un acompañamiento amable y atento, cuidando las palabras que usamos en presencia del niño (para evitar de etiquetarle “es perezoso” “es torpe”…).
Lo esencial es encontrar una justa medida entre:
- Ser demasiado alarmista: para no generar inquietudes cuando no haya mayor señal de alerta en su desarrollo
- Ser laxista: es decir ser demasiado tolerante y no actuar lo antes posible pensando “hay tiempo, lo hará…” lo cual podría conllevar a una agravación de las dificultades bajo pretexto que el niño es demasiado joven.
Es importante recordar no hacer “auto-diagnostico” o “malinterpretar”: si tienes preguntas o dudas en torno al desarrollo de tu bebé, lo mejor es poder consultar un profesional de salud competente en este asunto. El psicomotricista puede ayudarte en ello. En psicomotricidad se trata de acompañar al bebé y niño joven en la armonización de su desarrollo global.
PsicomotPediatrica by Sophia Skalli
Psicomotricista graduada, Master Internacional en Psicomotricidad
Masoterapeuta
Certificada Porteo ergonómico en salud materno infantil